Método Contra la Indecisión
La causa fundamental de toda indecisión es creer que el trabajo es demasiado importante o absorbente para empezarlo en un momento dado. Cuando nuestra mente dice que un trabajo es demasiado absorbente, lo que realmente quiere decir es que no es rutinario. La mente prefiere que realicemos tareas a las que estamos acostumbrados, porque eso le permite conectar el piloto automático. De ese modo, puede proseguir con lo que más le gusta, es decir, soñar despierta, fantasear y revivir conversaciones o experiencias del pasado.
Cuando nos disponemos a emprender una tarea nueva, diferente, la mente tiene que desconectar el piloto automático y concentrar toda su atención en esa tarea. Como eso la aparta de su pasatiempo favorito, nos envía mensajes que nos animan a aplazar su ejecución: “Demasiado esfuerzo, demasiado esfuerzo” o “Exige demasiado tiempo y ahora no lo tienes” o “Déjalo para mañana, cuando estés de mejor humor”.
Tenemos que seducir a la mente para que participe, y la mejor forma de hacerlo es demostrarle que la nueva tarea no es tan horrible. Cuanto más te acerque a tus viejos patrones de funcionamiento, más fácil será que la acepte.
La estrategia más segura consiste en desglosar el trabajo en pequeños apartados. La mente no se negará a realizar una tarea de poca envergadura. Lo puede hacer automáticamente. Cuanto más reduzcamos los apartados para que pueda funcionar con el piloto automático, más a gusto se sentirá. De ese modo, aumentaremos las probabilidades de emprender y finalizar la tarea.
Te podrás preguntar, ¿qué ocurre si en un apartado aparecen incógnitas? Esta observación es importante, porque la mente intentará evitarla a toda costa.
¿Qué ocurre si no podemos abordar un apartado dado? ¿Y si nos falta información?
He aquí una situación típica. Tras dividir la tarea en varios apartados, descubrimos una incógnita contra la que es posible que la mente se rebelde. Esa incógnita es “la falta de información”.
Buscamos posibles fuentes de información, las anotamos en una hoja y decidimos consultarlas una por una. Ésta es la lista:
- Consultar con expertos
- Leer sobre el tema
- Preguntar a amigos
A veces olvidamos que no somos sino nosotros los dueños de nuestra mente. Conseguir que cambien de dirección, como por ejemplo hacía una nueva tarea nueva, exige un esfuerzo deliberado por nuestra parte. En otras palabras, debemos decirle lo que debe hacer o automáticamente hará otra cosa. El mejor método para conseguir que actúe consiste en dividir la tarea en apartados.